Una serie de resultados desilusionantes
Desde que se ha empezado a anunciar el inevitable final de la UE y el fracaso de su guía alemana, ha ocurrido todo lo contrario.
Empezó con el retroceso de los populistas austríacos en la repetición de las elecciones presidenciales, después ha estado la bajada, bastante clamorosa, de los resultados de los holandeses de Wilders. En el test local de Sarre (Alemania), el partido de la Merkel ha ganado dando la sorpresa, pero sobre todo la AfD ha obtenido la mitad de los votos que le daban los sondeos. En Bulgaria, donde se preveía un giro filo-ruso y, cuanto menos, tibio hacia Bruselas, ha ganado el partido conservador europeísta
Entre tanto los sondeos de opinión muestran que más del 70% de los jóvenes italianos son contrario al “Italexit” y que el 72% de los franceses está contra la hipótesis de retorno al franco.
Esto demuestra que la simplificación de las derechas extremas no está en condiciones de afrontar las situaciones y que, si continúan así, corren el riesgo de hacer abortar un descontento popular que no son capaces de llevar hacia objetivos estratégico, limitándose a acariciarlo sólo con la esperanza de que sus dirigentes encuentren alguna poltrona o conserven las que ya tienen.
Diagnóstico errado
Omito desglosar el rosario del absurdo eurófobo, de las derechas terminales, al menos en Italia, porque, al final, no incide sobre el proceso electoral.
La psicología de masas, lo hace así. Se la euro-disgregación no supone un éxito, sino por el contrario debilita, habrá que decir probablemente que quien apunta en esta dirección se ha equivocado en el diagnóstico.
Será el tono agresivo de los americanos lo que ha provocado una sana reacción emotiva, será que, al contrario de lo que se dice y repite como un mantra en ambientes reaccionarios, el sentimiento común entre los europeos se ha consolidado; el hecho es que en los últimos meses lo que aparece bien claro es que la gente está dispuesta a apoyar críticas y cambios radicales en la UE, pero no substracciones secesionistas. Puede que se esté esperando a que alguien oponga al “America Frist” un “Europa Frist” y no el actual “todo vendrá de Estados Unidos” que parece palabra de orden ahora. ¿Quién sabe?
Cambiar el menú
Ahí donde no llega la inteligencia, interviene el instinto. Así que, empezando por la propia AfD, se empieza a dejar atrás dialéctica anti-europea y anti-euro. Grillo se ha dado cuenta de que no es el caso proponer la salida de la moneda única, porque, como ya se lo ha hecho notar el FPÖ a Marine Le Pen defender esta idea es suicidarse. La misma Le Pen que del “Frexil” y la vuelta al franco ha hecho un programa presidencial, se ha dado cuenta que cuanto menos utilice esta argumento durante la campaña electoral, mejor. Pero está atrapada por sus adversarios que continúan a hablar en público de los graves riesgos a los cuales del hija del gran padre, expone a Francia.
No obstante, Marine obtendrá un gran resultado por tiene enfrente un sistema nacional en bancarrota, pero su temática anti-europea están frenando a muchos electores desilusionados de los partidos institucionales de apostar por ella.
Que ya esté todo preparado para un enfrentamiento Macron-Marine que haga inestable el País para descarnarlo, es otro tema.
Aquí nos limitamos a hacer notar como las recetas de los vendedores de bálsamos milagrosos y de fábulas tipo “¡qué bien se estaba en los tiempos soberanos de la Mafia asociativa!”, no venden como ellos creían. Sería hora de que afrontaras las cosas con visión estratégica, con una idea del mundo y de la voluntad de poder. Y si no son capaces deben por lo menos actualizar su menú, porque no atrae como ellos se pensaban.
Gabriele Adinolfi.