La Europa desangrada en su guerra civil (1914-1945) ahora en condiciones morales exangües.
La Globalización la ha obligado a realizar los pasos hacia la unificación, pero como en Ítaca los Pretendientes, así hoy -Ulises aún de viaje- son los pequeños burócratas los que la regulan desde Bruselas.
Todos los enemigos de ayer, todos los que la han depredado y aún la temen, la cercan y la quisieran desmembrada.
Y algunos, cansados de todo lo que acontece, caen en la trampa y anhelan su disgregación.
Nosotros, no. Nosotros no nos dejamos engañar por los cantos de sirena, nosotros seguimos adelante para llegar a Ítaca, conquistarla, liberarla y hacerla grande de nuevo.
Contra la europarálisis y contra el euroescepticismo, nosotros afirmamos la Europa de los pueblos, de la civilización, de la tradición, de los 1social, de la revolución de la potencia: La Europa confederada e imperial al mismo tiempo, porque provista de Imperium es garante de las naciones, de las regiones, de las identidades, de las libertades, de las autonomías y decidida a capitalizar su inconmensurable genio, sus genes, su Amor Fati y su capacidad de señorear el Destino.
Entre arrodillados y secesionistas, nosotros actuamos con paso seguro y mirada firme.
Pera conquistar Bruselas. Desde las autonomías sociales, las elites cualificadas, desde la revolución cultural a la alternativa concreta, pasando por el triunfo político. ¡Adelante, más adelante todavía!